martes, agosto 19, 2008

El HOMBRE BURBUJA HA MUERTO. ¡VIVA EL HOMBRE BURBUJA!


Un día insoportable, había sido, y hacía mucho calor, un calor de mil demonios. Estaba pasando el verano en casa de unos amigos, en el Algarbe, y me encantaba pasar las noches en el porche, sentado en una enorme silla de mimbre que parecía haber sido fabricada para mí. Había árboles, decenas de árboles de los que salían extraños sonidos, daba la sensación de que los árboles hablaban entre ellos, se reían de mí y me criticaban. Y mosquitos, que gracias a dios es una de las pocas cosas a la que no soy alérgico: Polen, picaduras de avispas, polvo, epitelios de animales, hongos de la humedad, látex e incluso algunas frutas, pescados y especias. Pero no los mosquitos.

Fue el verano del 94, y si miras los periódicos, podrás comprobar que nunca se había visto una plaga de mosquitos como aquella en el sur de Portugal. Mosquitos como puños, bichos enormes y grotescos, aparecían cada 15 minutos en formaciones de 10 o 20, como helicópteros. Al principio el humo los espantaba, pero no podíamos estar fumando todo el rato, no podíamos no parar de fumar, así que ingeniamos un dispositivo a base de pequeñas hogueras y sacamos de un armario un puñado de viejas raquetas de tenis.

Todo cuanto podíamos decir era:

Kill the mosquito.

Apareció un coche con unos faros inmensos, y me deslumbraron tanto que me puse de muy mal humor. Tardé casi un minuto en recuperar la vista. Del coche, bajaron 2 hombres bien vestidos, dijeron que eran del gobierno y que debíamos encerrarnos en casa. El vertido había alterado el proceso de crecimiento de las larvas de mosquito, y en la costa, 48 personas habían sido hospitalizadas en las últimas 24 horas. El vertido en cuestión era el mayor desastre ecológico ocurrido en los últimos 20 años, y todo parecía haber empezado en Oil Island, de Shell, la plataforma petrolífera más antigua de las que funciona en el Océano Atlántico. Consulten la prensa.

Le preguntamos a los hombres del gobierno si era cierto eso de que solo había dos maneras de matar el tiempo en una plataforma petrolífera: Putas y caramelos.

Pero todo lo que supieron decirnos fue:

Kill the mosquito.

Decidimos quedarnos en el porche, nada de encerrarnos en casa, hacía una noche esplendida y no se podía desaprovechar. Además, los mosquitos sabían mantenerse alejados del fuego. Los 2 hombres se tomaron muy a mal eso de que no nos importara convivir con los insectos, pareció dolerles mucho (nos decían que venían para ayudar y que no éramos conscientes del peligro). El hombre más alto me recordaba a mi padre, y yo me preguntaba si alguna vez le habría picado un insecto muy grande. A mi padre. Mientras, uno de los hombres del gobierno alargo el brazo para coger del coche dos trajes de apicultor, esos que se usan para robarles la miel a las abejas. Era un tanto ridículo verlos, con sus trajes de chaqueta, colocarse sobre sus cabezas unas escafandras de tela. Blancas. El otro hombre saco del maletero algo parecido a unos extintores, debían de llevar algún gas o espuma especial antimosquitos. Insecticidas capaces de aniquilar humanos, estoy segura.

Una vez equipados, empezaron a rociar el jardín, y poco a poco se fueron acercando hasta el porche. Al llegar frente a nosotros se pararon, uno al lado del otro, y nos miraron fijamente.

Detrás de ellos vimos acercarse a un centenar de mosquitos embadurnados en espuma blanca, una enorme nube de mosquitos desorientados y enloquecidos.

Detrás de ellos.

Y no les avisamos.

No dijimos nada...

A aquellos dos hombres, especialistas en plagas de insectos, no les dio tiempo a decir,

Kill the mosquito.

(Kill de mosquito - EL HOMBRE BURBUJA)

Suena ahora CATPEOPLE "Tanya is in my bed"


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